No paro de ver anuncios de clases de defensa personal, muchas de ellas con el tema principal de protección a mujeres (Defensa personal femenina, por ejemplo), donde promocionan el curso en, por ejemplo, unas pocas tardes de sábado, algunas veces incluso, gratuito (promocionado por el ayuntamiento o cualquier entidad pública), pues bien, considero que estas formaciones no causan si no, problemas y ponen en más peligro a quien asiste a ellas.

La defensa personal no es estar unas horas en un tatami blando, donde enseñan algunas técnicas para soltarse ante agarre de solapa, de cabello o contra la pared, ante un atacante estático sin violencia. Una agresión en la calle no ocurre una sola vez; un agresor pretende asegurar la victoria y los ataques son violentos, rápidos y sin descanso, para evitar una posible respuesta o reacción de la víctima, es decir, un agresor no se pondrá delante de su víctima, a un par de metros y hará una acción ofensiva, si no que, lo normal, sería buscar un momento para atacarla por donde no haya opción ni de defensa ni de gritar pidiendo ayuda de forma que el ataque sea rápido y sin dar opción a pensar. Este tipo de formación puede y suele dar una falsa sensación de seguridad que puede hacer que la sensación de peligro se mitigue y no se considere de forma adecuada, poniéndose en peligro sin la capacidad de real de respuesta ante el riesgo.

Además, algunos de estos cursos, muchas veces, ofrecen la posibilidad de comprar llaveros de defensa, ilegales en España.

Real Decreto 137/1992, de 29 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Armas.

Artículo 4.

1. Se prohíbe la fabricación, importación, circulación, publicidad, compraventa, tenencia y uso de las siguientes armas o de sus imitaciones:

[…]

h) Las defensas de alambre o plomo ; los rompecabezas; las llaves de pugilato, con o sin púas; los tiragomas y cerbatanas perfeccionados; los munchacos y xiriquetes, así como cualesquiera otros instrumentos especialmente peligrosos para la integridad física de las personas.

Personalmente, la mejor defensa es la preventiva; la que se centra en que la agresión no tenga lugar y para eso requiere una preparación mucho más “fácil” (consciencia del entorno, consciencia de nuestra imagen, …) que no el hecho de saber pegar o moverse ante una situación que, no solamente hay que entrenarla, también hay que tener una mentalidad adecuada, pues no todo el mundo puede dañar a otra persona, ni aunque sea para defenderse. La educación cristina de cuidar al prójimo puede ser un limitante social a la defensa. Ya no hablo de la necesidad de miles de horas para que la memoria muscular entre en el juego para que un movimiento de defensa salga en el momento adecuado.

Como elemento de seguridad, personalmente recomiendo una alarma portátil, un llavero pequeño que pueda soltarse su seguro y tirarse un poco lejos, de forma que el agresor deberá elegir entre seguir el ataque mientras suena la alarma y pueden venir curiosos, ir a buscar la alarma para apagarla dando tiempo a la víctima a huir o huir él mismo, dando la posibilidad de recuperar la alarma y reactivarla por si acaso el agresor vuelve.

Hace ya años estuve preparando, con unos conocidos, un psicólogo y un abogado, una especie de curso de defensa preventiva; buscando centrarse en detectar posibles agresores, detectar situaciones conflictivas, detectar entornos nada propicios, vías de escape, mensajes no verbales y otros temas que buscaban dotar de herramientas para prevenir, de forma efectiva, situaciones de agresión. Cualquier curso o formación de defensa personal que no incluya estos términos, creo que es una forma entretenida de perder tiempo y poner en peligro a los practicantes, pero poco más (que ya puede ser mucho).

Un ejemplo, vídeo de Tim Tackett sobre la defensa verbal como prevención de conflictos y desescalada de tensión.

Podría seguir hablando sobre el tema de los problema penales de una defensa excesiva ante una agresión, sobre los falsos mitos de arañar para recoger ADN para que lo detengan, etc. por eso, lo primero, de siempre, debería ser la prevención, no la reacción.

Como lectura interesante, recomiendo los libros “Matar” y “Sobre el combate” de Dave Grossman para comprender todo lo que hay a nivel interno y externo en un conflicto y ver si nosotros, si llega el momento del conflicto, responderemos como creemos.

Gracias.

Xavi Vila